Amigos portada

No hay manera con ellos

Tengo un par de colegas que se mueren por las motos (cuando paso con la mía se les cae la baba), pero se resisten a dar el salto, no hay manera. Uno dice que es por pereza, el otro dice que sacarse el carnet es un tostón y que bastante tuvo ya con el de coche… ¡Y así llevan años! Me parece curioso, porque cada vez que nos juntamos, son los primeros en preguntar cuándo haré la próxima ruta o en comentar lo bien que suena el motor. Está claro que las motos les llaman la atención, mucho, pero les falta ese “empujoncito”.

Quieren pero no quieren

A veces me siento como un predicador de las dos ruedas (a veces me llaman el cura de las motos): les hablo de la sensación de libertad que te ofrece una moto cuando vas rodando, de lo divertido que resulta trazar curvas en una carretera secundaria o simplemente de lo fácil que es aparcar sin dar tantas vueltas como en coche, esto último siempre se lo digo cuando se tiran 20 minutos buscando un hueco por ahí. Cuando recuerdo algún viaje en moto, con el aire rozándote la chaqueta y los paisajes pasando a tu lado, se me ilumina la cara y pienso: “¿Cómo no pueden querer vivir esto?”. Sin embargo, por mucho que les cuente lo genial que es viajar ligero o que les comparta anécdotas sobre la comunidad motera (que, por cierto, es una pasada), no termino de convencerlos.

A veces es por ellos, y otras es por mí

También me gustaría que se animaran porque, al final, rodar con amigos es mucho más divertido. Imagínate: rutas en grupo, paradas para un café con vistas increíbles, charlas interminables sobre anécdotas en la carretera… Pero bueno, cada uno lleva su ritmo. Quizá un día, sin previo aviso, me sorprendan presentándose con su flamante moto nueva. Y cuando eso ocurra, estaré ahí para acompañarlos en sus primeras rutas y, por supuesto, para darle la bienvenida oficial al mundillo motero. ¡A ver si pronto se animan y somos más en la siguiente salida!

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